La hernana Ann Rose Nu Twang se arrodilla y extiende los brazos en forma de cruz para suplicar al ejército birmano que no disparen contra los niños.
«No tenia miedo», dice la monja, levante las manos en señal de perdón les suplique que en lugar de ello me mataran a mí.
Todo sucedió mientras la policía y el ejército lanzan gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para intentar dispersar la multitud que se manifestaba y que responde tirando proyectiles. Los manifestantes se protegen tras barricadas levantadas con puertas, paneles de madera y ladrillos.
Entre la multitud, vistiendo un hábito blanco, la monja Ann Rose Nu Twang, se acerca a las autoridades y se arrodilla. Dos policías hacen lo mismo y juntan sus manos en señal de respeto por la religiosa sin embargo los demás policías se muestran indiferentes, todo esto lo dió a conocer un medio local, el Myitkyina News Journal.