Don Cruz Lizárraga llegó a este mundo pisando tan fuerte, que las huellas que dejó, marcaron un gran surco en la música sinaloense.
Han pasado 25 años desde que don Cruz se fue de este mundo, fue un golpe duro, no sólo la Banda El Recodo perdió a su fundador, sino que Sinaloa se quedó sin el Padre de la Banda.
Originario del pueblo El Recodo, don Cruz fue un hombre trabajador y visionario, quien tuvo diferentes oficios antes de ser conquistado por la música de tambora.
Hijo de Teófilo Lizárraga Garzón y de Concepción Lizárraga, en su juventud quedó flechado por la música de banda luego de escuchar a todas aquellas que tocaban en los pueblitos circunvecinos.
En ese tiempo, ser músico no era muy bien visto en el pueblo, ya que estaban catalogados como borrachos y vagos, por lo que fue a escondidas de sus padres que consiguió sus primeras clases de música, y para poder tomarlas, tuvo que vender una marrana.
Con ese dinero, consiguió dar el enganche de su primer clarinete y con su gran tesón, empezó a lograr cosas que jamás se imaginó.
Luego de formar a la Banda El Recodo en 1938, Don Cruz fue un parteaguas en la historia de la música sinaloense, pues acabó con los prototipos que era una música destinada para borrachos.
Aunque en sus inicios fue sólo música de viento, El Recodo fue la primer banda que grabó un disco, la que realizó giras por todo México y la que, incluso, fue la primera en pisar Europa.
Parecería que don Cruz sólo estaba esperando pisar otro continente para poder irse en paz, ya que su lema fue “No descansaré hasta que la música de banda se escuche en todos los rincones de la tierra”.
Fue tan grande su aportación a la música, que no sólo dejó una banda que hoy tiene más de 80 años de historia, sino que sus hijos, nietos y bisnietos han seguido sus pasos, por lo que siempre será recordado como el Padre de la Banda.